martes, 17 de enero de 2017

17 de Xaneiro, entrevista en Faro de Vigo:

Las ANPA alertan de un aumento de acoso escolar y de forma especial en Primaria

Recibieron unos 15 casos en 2016 y la mitad, de menores de 12 años -Abogan por la prevención en la escuela, la familia y la sociedad y reclaman a la Administración que facilite las herramientas

17.01.2017 | 04:54
Bertila Fernández, portavoz de Foanpas, a la izq., con la pedagoga María Jesús Granja. // FdV
"Estamos fallando estrepitosamente desde el momento que hay un solo caso". Esta es la conclusión a la que llega la Federación Olívica de Asociacións Nais e Pais de Alumnos de Vigo (Foanpas) en cuanto al acoso entre escolares. Y no solo hay uno. Este colectivo está percibiendo un aumento de las familias que llaman a su puerta con este problema y, lo que le parece más alarmante, un agravamiento especial en Primaria -de entre 5 y 12 años, aproximadamente-. Abogan por la prevención y la implicación de las familias, la escuela y la comunidad educativa en la resolución del problema y piden a la Administración que aporte las herramientas y recursos para facilitarlo.
Foanpas recibió el año pasado unos quince casos de bullying. Es un pequeño fragmento de esta realidad, ya que muchos casos se abordan entre las familias y el centro educativo y otros no llegan a salir a la luz. La mitad de los chicos eran de Primaria. Bertila Fernández, portavoz del colectivo explica que "antes no se visibilizaba tanto", entre otras cosas, porque los más pequeños se están introduciendo ahora en las redes sociales, un "escaparate" en el que los progenitores pueden detectar el problema, pero que potencian el acoso, algo hasta ahora más típico en Secundaria. Recomienda con insistencia a los padres que no toleren la creación de estos perfiles, que no están permitidos a menores de 14 años.
Tanto el acosado como el acosador suelen ser personas de baja autoestima y, habitualmente, el segundo es también víctima del hostigamiento en otro entorno. "Hay acosos muy fuertes y no todos somos iguales, no todos aguantan", describe María Jesús Granja, pedagoda de Foanpas. Los casos más duros son los que se traducen en pensamientos suicidas. El año pasado tuvieron tres en Primaria. Suelen estar "en situación de aislamiento por su personalidad y/o la intensidad del acoso", explica. "Mamá, sé lo que tengo que hacer para que no llores más", fue la desgarradora frase que se les ha quedado grabada de uno de estos pequeños.

Para combatir esta situación, reclaman que se ponga el foco en la prevención. "Casi todas las medidas son paliativas, cuando ya está el problema creado, y a base de sanciones", lamenta Bertila. Cuando hay acoso resaltan que hay que indagar en la situación que hay detrás tanto de la víctima como del agresor y, para este, crear espacios de reflexión "para que vea de otro modo al grupo", por ejemplo, con recorridos por distintos colectivos.
En el ámbito de los centros educativos, recuerdan que en el estudio realizado por el Centro de Investigación y Documentación Educativa en 1995 sobre la materia, el 92% de los docentes proponían combatir esta lacra reduciendo el ratio de las clases; el 62%, adaptándola enseñanza a las necesidades específicas de los alumnos -para que "si lo que están dando no le interesa, no busque otras vías de escape"-; y el 50%, aplicando todas las posibilidades del decreto de derechos y deberes del alumnado para la prevención del conflicto. Veintidós años después, no se han aplicado. Además, defienden la incorporación del educador social. "No como apaga fuegos, sino para mantener el monte para la sana convivencia", ejemplifican y añaden: "No le podemos pedir a los maestros que también hagan de psicólogos, educadores sociales, enfermeros..."
También proponen crear espacios de convivencia, tanto físicos como programas. Piden devolverle al consello escolar el peso como órgano de gobierno para que su comisión de convivencia no esté limitada. Abogan por recuperar la iniciativa "Aprender a convivir", de formación de mediadores entre los alumnos, que implantó a finales de los 90 en Vigo el doctor en Pedagogía, Suso Jares, y que solo se mantiene en algún centro como el instituto de Teis.
En cuanto al papel de las familias, destacan que deben dotar a sus hijos de herramientas para que gestionen las cosas buenas y las malas, sin ser sobreprotectores; crear con ellos unas normas de convivencia y que haya consecuencias ante su incumplimiento; trabajar la empatía, la asertividad y, sobre todo, educar en la cultura de la paz. Asimismo, hacer que se sientan partícipes del grupo familiar, -por ejemplo, en la toma de decisiones-, para que luego tengan la confianza para transmitir que están sufriendo un acoso o que les persigue un pedófilo. Y siempre, formarse e informarse de lo que sucede en el ámbito del menor. "Tenemos la sensación de que viven de espaldas a la realidad de los niños por el ritmo alocado en el que vivimos", cuentan.